El 14 de agosto de 1983, el papa Juan Pablo II, al final de la procesión de por la tarde dijo: «En esta noche apacible, velamos. Rezamos. Ya no cada uno en el secreto, sino como pueblo inmenso en marcha siguiendo a Jesucristo resucitado, alumbrándonos unos a otros, llevándonos unos a otros.»
No deje de participar en la procesión de la tarde, también llamada «retiro de las antorchas». Desde el 18 de febrero de 1858, día de la tercera aparición, una de las personas que acompañaban a Bernardita había aportado una vela. Más tarde, la misma Bernardita llegaba con una vela. La famosa procesión de las antorchas de Lourdes, cuya imagen es conocida en el mundo entero, fue introducida en Lourdes en 1863 por el P. Marie-Antoine, el capuchino apodado «el santo de Toulouse.» La procesión mariana es el momento más popular de Lourdes. Los peregrinos se reúnen en torno a sus estandartes. Todas las personas enfermas que pueden también desean estar presentes. Puede llevar en la mano una vela con una lamparilla en la que pueden leer el tradicional cántico de Lourdes que cuenta la historia de las apariciones.
Durante la procesión los peregrinos recitan el rosario. Según el día se recitan los misterios gozosos, luminosos, dolorosos o gloriosos del Rosario. Al principio de cada decena se repiten dos frases en cada lengua para centrar la oración, para que no sea un recital mecánico. En cuanto a las canciones o los Avemarías, se escuchan en varios idiomas. En la tranquilidad de la tarde, cada uno lleva sus intenciones particulares, pero la oración también reúne a esa muchedumbre «de todas las naciones, pueblos y lenguas», en una asamblea de oración, con la Virgen María, como los discípulos en el Cenáculo después de la Ascensión de Cristo. Cualquiera que sea la meteorología, siempre se efectúa la procesión: el peregrino de Lourdes es sufrido y sabe que es prudente llevarse un paraguas.
¿Lo sabían? Desde abril hasta octubre, y en invierno durante las fiestas marianas como el 8 de diciembre y el 11 de febrero, el Santuario organiza cada año unas 200 procesiones de las antorchas.
¿Lo sabían? Los responsables de las velas vigilan desde los orígenes del Santuario la quema de los cirios. En el silencio de la oración, de día y de noche, se consumen despacio los millares de cirios depositados por los peregrinos. Estos hombres abnegados, se relevan día y noche. Se queman, cada año, más de 400 toneladas de cera por término medio. Los cirios pueden pesar entre 130 g para los más corrientes, hasta unos 70 kg. Ciertos miembros del equipo tienen por misión ocuparse del candelabro de la Gruta compuesto por 90 velas alrededor de un cirio central en su cima.
Duración
1 h. / 1:30, según la afluencia.
Lugar
Explanada y atrio del Rosario
Cuándo
Todos los días a las 21:00 (entre Pascua y octubre)
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