Festividad de la Inmaculada Concepción en Lourdes
En Lourdes, tanto la festividad de la Inmaculada Concepción como el 170 aniversario de la proclamación del dogma por parte del papa Pío IX se celebran el domingo 8 de diciembre. En 2024, la Iglesia celebra la festividad de la Inmaculada Concepción el 9 de diciembre, ya que el 8 de diciembre cae en domingo.
La celebración de la Inmaculada Concepción de la Virgen María – fechada en los primeros días del nuevo año litúrgico y del tiempo de Adviento – nos recuerda el destino único de esta joven judía elegida por Dios. Para la fe cristiana, María es indisociable del niño que lleva en sus brazos, Jesús, en quien se manifestó plenamente el Dios vivo.
El dogma de la Inmaculada Concepción
El dogma de la Inmaculada Concepción, proclamado de manera solemne el 8 de diciembre de 1854 por el papa Pío IX en la Bula Ineffabilis Deus, afirma que María, la madre de Jesús, fue preservada del pecado original desde su concepción. El texto de la Bula declara: «Declaramos, proclamamos y definimos que la doctrina que sostiene que la santísima Virgen María fue preservada inmune de toda mancha de la culpa original en el primer instante de su concepción por singular gracia y privilegio de Dios omnipotente, en atención a los méritos de Cristo Jesús, Salvador del género humano, está revelada por Dios y debe ser, por tanto, firme y constantemente creída por todos los fieles».
Este dogma confirma el lugar único de María en el plan de salvación de Dios. Ella fue elegida para ser la madre del Salvador y, por esta razón, se benefició de una gracia especial que la mantuvo libre de pecado, una gracia en anticipación de los méritos de Jesucristo.
Lourdes y la Inmaculada Concepción
Cuatro años después de la proclamación del dogma, en 1858, las apariciones marianas de Lourdes confirmaron la grandeza del misterio de la Inmaculada Concepción. El 25 de marzo de ese año, durante su decimosexta aparición, María reveló su nombre a la joven Bernardita Soubirous en la Gruta de Massabielle: «Yo soy la Inmaculada Concepción».
Estas palabras, pronunciadas por la propia María, constituyen, a través de la pequeña Bernardita, la confirmación divina del dogma que el papa proclamó unos años antes.
Desde el principio, María fue elegida para esta misión única que consistía en llevar en su vientre al Salvador del mundo. La celebración de la Inmaculada Concepción nos invita a contemplar esta gracia excepcional y a reflexionar sobre el amor de Dios que permitió a María ser preservada para cumplir de forma plena su misión como Madre de Dios.
Desde el Concilio de Éfeso en 431, María es reconocida como Theotokos, es decir «Madre de Dios», una denominación que destaca la indisociabilidad entre la persona de María y su Hijo, Jesucristo. Al honrar a María a través de esta magnífica fiesta también celebramos la misión de salvación cumplida por Jesús.
Rosas para la Inmaculada Concepción en Lourdes
Las rosas, en especial las rosas blancas, desempeñan un papel simbólico importante en las celebraciones de la Inmaculada Concepción. Desde hace mucho tiempo, en la tradición católica, la rosa se asocia a María, ya que encarna tanto su pureza como su maternidad. El blanco, que representa la pureza, es el color escogido para esta festividad.
El 8 de diciembre, día de la festividad de la Inmaculada Concepción, el papa deposita de manera tradicional un ramo de flores a los pies de una columna de mármol que se sitúa en la Plaza de España, en Roma. Esta se caracteriza por tener más de 11 metros de altura y sostener una estatua de María que rinde homenaje a su Inmaculada Concepción.
En 1965, el padre Pío pidió que el 8 de diciembre, solemnidad de la Inmaculada Concepción, se depositara un ramo de flores a los pies de la estatua de la Inmaculada que se encuentra en la Plaza de España de Roma. Desde esta fecha, muchos Grupos de Oración del Padre Pío se reúnen cada 8 de diciembre para procesionar y colocar flores a los pies de esta estatua, al igual que el santo padre y numerosos romanos.
Desde el 8 de diciembre de 2015 (50 aniversario de su petición), los Grupos de Oración del Padre Pío llevan un ramo de flores a los pies de la estatua de la Virgen de la Gruta de Lourdes, en el mismo lugar en el que, el 25 de marzo de 1858, la Aparición reveló su nombre a Bernardita: «Yo soy la Inmaculada Concepción».
En 2017, con el objetivo de ampliar y perpetuar este homenaje floral los Grupos de Oración del Padre Pío decidió unirse a la Familia de Nuestra Señora de Lourdes para realizar este homenaje. A través de internet, esta iniciativa permite que todas aquellas personas que deseen sumarse a este homenaje, a pesar de la distancia, puedan ofrecer una rosa a María.