Estos días junto a Bernardita, hemos experimentado aquello con que lo que en muchas ocasiones el Evangelio simbólicamente nos quiere poner en alerta. Lo más pequeño, el grano de mostaza, se convierte en lo grande. Los primeros pasan a ser últimos y los últimos primeros. Lo que puede parecer lejano es cercano o inminente «el Reino está ya aquí entre vosotros». Lo imposible se hace posible y la palabra de Dios se cumple según se revela a Zacarías «Isabel la que llamaban estéril ya está de seis meses».
Bernardita, como hace el evangelio, nos ha descolocado, ha invertido los papeles, ha cambiado la dirección del camino. En mi caso, estoy acostumbrado a desplazarme para ir al encuentro de Bernardita y de su testimonio, a someterme a las incomodidades del camino, a ser yo quien va a Lourdes. Bernardita nos ha recordado a todos, a mis hermanos Hospitalarios, a mis amigos, a mi familia y a mi, con la misma suavidad de aquella brisa que sintió en la Gruta, aquellas palabras dirigidas a Zaqueo: «hoy tengo que hospedarme en tu casa». Bernardita ha salido a nuestro encuentro, se ha hospedado en nuestra casa, ha estado en las calles que pisamos cada día, le hemos mostrado nuestros lugares preferidos, hemos rezado con ella en nuestra parroquia y ha visitado a nuestros enfermos en el centro hospitalario donde nuestra madre o padre fallecieron y donde algunas familias estaban dando su adiós a sus seres queridos en presencia de las Reliquias. Con su presencia, quiere que cada día recordemos, que el camino a Lourdes es de dos direcciones por donde nosotros vamos y la Virgen viene. Ojalá que tras la visita de Bernardita también podamos oír aquello de que “Hoy ha sido la salvación de esta casa”
José Joaquin Porta
Secretario de la Hospitalidad de Zaragoza