«¡Vosotros sois el tesoro de la Iglesia!»
Un vídeo permitió retransmitir el discurso del papa Francisco animando, unas semanas antes, a que los pobres del mundo entero vinieran a Lourdes. Se dirigió personalmente a ellos: «Vosotros que sois pequeños, pobres, frágiles: sois el tesoro de la Iglesia. Hermanos, os necesito a todos, a cada uno de vosotros. Vosotros que estáis al pie de la cruz».
«La curación espiritual es el mayor milagro»
La religiosa franciscana Bernadette Moriau, 70ª persona curada milagrosamente de Lourdes, tomó la palabra: «Dios se manifiesta en la fragilidad. Algunos se curan en sus cuerpos como yo, pero muchos lo son espiritualmente. Este es el milagro más grande. Doy gracias: el Señor hizo en mí maravillas, santo es su nombre».
«¡Contemplaos unos a otros!»
El rector del santuario, Mons. Oliver Ribadeau Dumas, recordó que Jesús se identificó con los más pequeños, con los más pobres: «Tened esa mirada contemplativa. Dejaos asombrar, sorprender. Porque al contemplaros unos a otros, descubriréis algo de Dios».
Tras las huellas de Bernardita
Para entender el mensaje de Lourdes hay que conocer a Bernardita Soubirous, la más pobre y privilegiada del Cielo. Por ello muchos peregrinos de Fratello fueron al Calabozo, la cárcel abandonada e insalubre, donde la familia Soubirous vivía en el momento de las apariciones.
«¡Sed testigos de Dios!»
El Santo Padre recuerda que Jesús fue ofendido, pisoteado, humillado, maltratado. Pero Jesús nos hizo el mejor regalo, su Madre. El Papa Francisco pide a cada uno que la rece, que «se acurruque contra ella». En Lourdes, cada uno pudo confiarse ante la gruta de Massabielle y poner su carga a los pies de María, que, recuerda el Papa, es «la puerta de la Iglesia que está abierta de par en par». Siguiendo las recomendaciones pontificias: «María nos da a Jesús y nos conduce hacia él», muchos de ellos han recibido el sacramento de la reconciliación, la eucaristía y la adoración. Así, llenos de fuerzas nuevas, pudieron encender su corazón con las palabras del Papa: «Cuando regreséis, no os marchéis como habéis venido. Sed testigos del amor de Dios. Contad al mundo cual es vuestro tesoro: Jesús».